UC - Críticas
| País: Noruega. Año: 2014. Duración: 96 min. Género: Drama.
Dirección: Eskil Vogt. Guión: Eskil Vogt. Producción: Sigve Endresen y Hans-Jørgen Osnes. Música: Henk Hofstede. Montaje: Jens Christian Fodstad. Fotografía: Thimios Bakatakis.
Distribuidora: Golem. Estreno en España: 17 Julio 2015. |
Reparto: Ellen Dorrit Petersen, Henrik Rafaelsen, Vera Vitali, Marius Kolbenstvedt. |
EL DOBLE FILO DE LA IMAGINACIÓN HERIDA
Una delicada, y a la vez cruel, joya del cine noruego que se ha colado en las carteleras españolas dejando al espectador patidifuso con un interesante doble juego narrativo en el que los personajes se sobreexponen hasta el límite del desnudo emocional más agresivo. Se precisa visionar con cuidado y mucha atención, porque al más mínimo parpadeo es capaz de cambiar de rumbo y cegarnos sólo por probar a ver qué pasa. Muy recomendable.
SINOPSIS: Confinada en su casa tras perder la vista, Ingrid (Ellen Dorrit Petersen) pasa el tiempo imaginándose la vida, tanto la de su abnegado marido como la de los personajes que empieza a inventar para escribir una novela. Pero poco a poco empezará a confundir realidad con la ficción, obsesionándose con la posibilidad de que su marido le esté siendo infiel en sus propias fantasías.
La metafantasía del personaje convertido en autor, capaz de manipular el devenir de los acontecimientos, es una herramienta recurrente y tentadora en el cine. Y no son pocos los autores ni los géneros en los que se ha tanteado con este recurso (Michael Haneke con el thriller, Wolgang Petersen en la aventura infantil, Woody Allen en la comedia romántica, y un largo etcétera…). Pero es verdad que, a la postre, este estilo lleva irremediablemente a lo impersonal y la farsa. Sin embargo, y haciendo más o menos lo mismo, el discurso lacónico y visceral de ‘Blind’ nos introduce más y más en sus personajes derrumbados, como si se trataran de arenas movedizas, hasta alcanzar un punto mágico de no retorno en el que perdemos de vista qué es lo real y qué la ficción. Como si no hubiera sido todo ficción desde el principio.
Para conseguir este efecto el debutante Skil Vogt se toma su tiempo, y bien es cierto que a veces puede caer en la autocondescendencia en esta caída en el lento descenso de su protagonista ciega en busca de algo de luz aunque le duela. Pero es más que loable su intento de poner en guardia al espectador, de hacerle empatizar y antipatizar con los personajes, que buscan un hueco desesperadamente entre la ficción y la realidad, en pro de algo interesante que les haga sentir algo diferente a la vergüenza. O lo que es lo mismo, morirse por vivir un poco.
